Flora de Animación – Brave (Indomable)

Tiempo atrás, cuando los vikingos eran jóvenes y los dragones ya viejos, nació una sección de «AdenofreakTP» destinada a analizar las plantas que aparecen en las mejores películas de animación. Ya va siendo hora de continuar con esta noble tarea y esta vez le ha tocado el turno a Brave (Indomable), una de las más aclamadas obras animadas de Pixar.

En un reino de la antigua Escocia, una joven princesa pelirroja dijo: «Hasta aquí hemos llegado«.

Brave nos cuenta una historia ambientada en Escocia, una tierra de leyenda donde los relatos se confunden con los mitos, y las tradiciones se siguen férreamente desde tiempos inmemoriales. La princesa Mérida es la primogénita del rey Fergus, y al verse empujada sin remedio hacia un matrimonio indeseado decide hacer todo lo posible por cambiar su destino sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Desde pequeña ha sido instruida por su madre, la reina Elinor, preparándose para el día en que ella misma se convierta en una reina diplomática y elegante. Continuamente le dice lo que una princesa debe hacer y lo que no debe hacer.

Pero Mérida no quiere nada de eso. Ella ansía disfrutar de su libertad sin rendir cuentas a nadie. O cómo dice su padre, imitando perfectamente a su hija con voz de falsete 😅:

«¡No quiero casarme! ¡Quiero quedarme soltera y dejar mi cabellera volar al viento mientras cabalgo por el bosque lanzando flechas al Sol poniente!»

Siempre me parto con esta escena 🤣.

Antes de seguir adelante, es necesario situar temporalmente nuestra película. Podríamos pensar que nos encontramos en plena Edad Media tanto por la ambientación medieval como por las tendencias en la moda femenina. Sin embargo, cuando los lores están presentando a sus primogénitos, Lord Dingwall presume de que su vástago fue asediado por 10.000 romanos y aniquiló a una armada el solito.

«Con una mano manejaba el timón, y con la otra, sostenía su poderosa espada».

Si el joven Dingwall fue capaz (o no) de cargarse a 10.000 romanos no nos importa, pero que hubiera ejércitos romanos sí que es interesante. Si por entonces aún había romanos batallando quiere decir que nos encontramos a caballo entre la Edad Antigua y la Alta Edad Media, es decir, alrededor del año 476 de nuestra era, cuando se produjo la caída del Imperio Romano.

Aclarado este punto, ya podemos empezar.

Las plantas de «Brave»

El bosque por el que tanto le gusta pasear a Mérida es un bosque templado de hoja caduca, poblado por especies de árboles de hoja ancha típicas de Europa. Árboles como robles, castaños, hayas, abedules y olmos se entremezclan para dar una variada comunidad vegetal que en verano mantiene en penumbra el suelo del bosque y en invierno perderá completamente el follaje.

Por desgracia, en Brave se trata al bosque como un escenario y en ningún momento se hace un primer plano de los árboles y sus hojas, así que difícilmente puedo discriminar las diferentes especies. Pasemos a otra cosa.


Después de llegar de sus paseos a caballo, Mérida deja a «Angus» en los establos y le ofrece un sabroso aperitivo a base de avena.

«Un poco de avena, ¿no?»
Espigas de avena (Avena sativa)

La avena (Avena sativa) es un cereal cultivado que pertenece a la gran familia de las Gramíneas, junto a todos los cereales como el trigo, el maíz o el arroz. Tradicionalmente se la ha considerado como forraje de alta calidad para los animales domésticos y, en menor medida, para la alimentación humana. Los copos de avena entran en la composición del muesli y muchos cereales de desayuno, y la harina integral de avena se sigue utilizando para hacer las gachas como parte de un sanísimo desayuno, aunque Homer Simpson opine lo contrario.


Mérida siente verdadera pasión por las manzanas, y al menos tres veces a lo largo de la película la vemos comiéndose alguna manzana a bocados. Las manzanas son los frutos del manzano (Malus domestica), un árbol frutal conocido desde antiguo y originario de los bosques montañosos de Asia Central. Su cultivo tardó poco en extenderse y hoy en día existen variedades de manzanas para todos los gustos y pensadas para cualquier aplicación culinaria, todo resultado de una larga selección artificial por los agricultores.

«Una princesa no se come una manzana a bocados en público».

La mesa del rey Fergus y su familia es abundante en suculentos manjares y tentadoras viandas. Carne asada, costillas, muslos, el típico haggis (casquería de oveja cocida en su propio estómago 🤢) y sanas verduras para paladares vegetarianos. Pero entre zanahorias y puerros se esconden unas hortalizas exóticas venidas de muy lejos, algo que sólo pueden ser tomates y patatas cocidas.

Hay un par de patatas grandes en el plato del centro de la mesa.
Una patata a la izquierda, y una cesta con tomates a la derecha. Los niños también tienen patatas cocidas como guarnición, para ayudarles a tragar el haggis.
Cesta con tomates a la izquierda. Más claros, imposible.

Las patatas (Solanum tuberosum) y los tomates (Solanum lycopersicum) son dos hortalizas de la familia Solanáceas que proceden del continente americano, como todo el mundo debería saber a estas alturas. En Europa no se comió ni una sola patata o tomate hasta mucho después del descubrimiento de América, cuando esas plantas empezaron a cultivarse en tierra europea y alguien hambriento se animó a probarlas y vio que tenían buen sabor.

No sé en que estarían pensando los animadores de Pixar poniendo en una mesa medieval a estas verduras tan fuera de lugar, pero el caso es que ahí están.


Cuando Mérida trae el pastel de la bruja, antes de ofrecérselo a su madre le prepara un buen emplatado. Lo deja en un plato y le coloca al lado una «flor de cardo» como adorno. Parece una inflorescencia de cardo negro (Cirsium vulgare), perteneciente a la familia de la Asteráceas junto a «flores» tan conocidas como las margaritas, la manzanilla y el girasol.

Una «flor de cardo» como adorno.
Inflorescencia de cardo negro (Cirsium vulgare)

Debo aclarar que lo que nosotros llamamos «flor de cardo», no es realmente una flor, si no un conjunto de ellas. Cada uno de esos filamentos de color rosa es una diminuta flor tubular, y todas juntas constituyen una inflorescencia en forma de copa llamada «capítulo«. Con las margaritas y girasoles ocurre lo mismo: no son flores, son capítulos.

Aparte de eso, Mérida podría haber elegido muchas otras flores para adornar el plato, pero escogió en concreto un cardo. ¿Por qué? Porque da la casualidad de que la «flor de cardo» es la flor oficial del reino de Escocia y forma parte de su escudo de armas. ¿Qué otra flor podría haber escogido una princesa escocesa como Mérida?

Todo se debe a una antigua leyenda. Cuentan que cuando los daneses intentaron invadir Escocia por sorpresa y ocultos por el manto de la noche, uno que iba descalzo pisó un cardo y gritó de dolor. El alarido puso en alerta a los vigías escoceses, que pudieron prepararse para la defensa y evitar una matanza. Tras eso, los escoceses adoptaron al cardo como flor emblemática de su país y sus tropas bajo el lema «Nadie me ofende impunemente» (del latín «Nemo me impune lacessit«), pues la «flor de cardo» ya puede ser una inflorescencia muy vistosa, pero si intentas cogerla sin cuidado te pincharás. Así que, cuidadito.

Escudo de armas de Escocia, sembrado de cardos.

Junto al pastel, Mérida coloca también como acompañamiento unos cuantos «frutos del bosque». Estas bayas pequeñas y de color azul violáceo son los famosos arándanos.

Existen muchas especies de arándanos, todas pertenecientes al género Vaccinium y a su vez a la familia Ericáceas. A estas plantas de porte arbustivo se las encuentra por todo el hemisferio norte viviendo en lugares húmedos y sombríos. Son típicas de los bosques de hoja caduca, y no por nada entran dentro de la categoría de «frutos del bosque» junto a fresas, frambuesas y grosellas.


Por último, queda por mencionar otro «fruto del bosque», pero que ha de ser tratado con más precaución que los inocentes arándanos. Tras pasar la noche en el bosque, a la reina Elinor se le ocurre preparar un desayuno campestre con todo lo que tiene a mano, antes de que su hija se despierte. No obstante, lo que la reina creía que serían unas suculentas bayas resultaron ser bayas de belladona, algo que Mérida supo reconocer, por suerte.

La belladona (Atropa belladonna) es una planta de la familia Solanáceas, junto a los tomates y patatas que acabamos de ver, sólo que ésta es famosa por su toxicidad. El consumo incontrolado de cualquier parte de esta planta puede pagarse muy caro debido a su alto contenido en alcaloides capaces de afectar a la transmisión del impulso nervioso.

Belladona (Atropa belladonna)

Sin embargo, la belladona  también se valora como una planta medicinal, al igual que otras solanáceas como el estramonio y la mandrágora. Destaca su uso indicado como relajante ocular, pero solo por herbolarios expertos y en la dosis adecuada.


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