Fauna de «La Princesa Sofía» IV – Reptiles, anfibios y peces
Continuamos con la serie. En esta entrega de La Fauna de «La Princesa Sofía» veremos a los peces y los herpetos, es decir, los vertebrados de sangre fría que también conocemos como reptiles y anfibios. Vamos allá.

Dragones mitológicos
Ya que en la anterior entrada terminamos las aves hablando de las especies mitológicas, esta vez, por marcar la diferencia, empezaremos los herpetos por los dragones, los reptiles más legendarios que podemos imaginar.
Cuando la princesa Ivy (ái-vi) se propuso destruir el amuleto de Avalor, supo para su desdicha que no le iba a ser tan fácil. El amuleto de Avalor está protegido mágicamente y no puede ser destruido por métodos ordinarios, igual que pasaba con el anillo único de Sauron o los Horrocruxes de lord Voldemort.
Solamente la llama de «Everburn», el viejo dragón, alcanza una temperatura lo bastante elevada como para fundir el amuleto de Avalor. ¡Qué bien! No había que patearse medio Mordor ni buscar la espada de Godric Griffindor para destruir el amuleto. Encontrar a Everburn parecía mucho más sencillo.

– ¡Siempre con las fundiciones! ¿No podéis encontrar otra forma de deshaceros de vuestros chismes mágicos? (1)
La mayor dificultad fue convencer a Everburn para que colaborase. La princesa Ivy tuvo que tragarse su orgullo y estar largo rato «dorándole la píldora» al anciano y achacoso dragón hasta que se decidió por fin a fundir el amuleto de Avalor. Por suerte, Sofía y los suyos llegaron justo a tiempo de frustrar los planes de la malvada princesa monocromática.
¿Y dónde estaba Sofía, mientras su querido amuleto corría tan grave peligro? ¿Por qué tardó tanto? Porque Sofía, Amber y el mago Cedric tuvieron que quedarse a ver la actuación de un cuarteto vocal de dragones, que se negaron a decirles cómo llegar hasta Everburn sin antes disfrutar de su número musical. Como no recibían muchas visitas en su isla volcánica, esta vez iban a aprovechar la ocasión de darse a conocer.

Everburn y los otros dragones pertenecen a la raza de los dragones europeos, o dicho de otra manera, su forma corporal se corresponde con la del mítico dragón europeo, con un torso definido y extremidades bien desarrolladas. Son la imagen opuesta a la concepción que tenemos de los dragones orientales, como Mushu de «Mulan», que tienen una figura serpentiforme y a veces carecen de patas y alas.
Uno de los mejores detalles que tiene «La Princesa Sofía» para los seguidores de la serie es la participación eventual de otras princesas Disney, siempre convocadas mágicamente por el amuleto de nuestra princesita cuando más las necesita. Llamadlo «fanservice», pero a mí me encanta ver por ejemplo a Rapunzel fuera de su contexto, y más si es cabalgando a lomos de un dragón.

Sin dejar a los dragones europeos, también hay que mencionar a Crackle, la pequeña dragona mascota de la princesa Vivian. Por lo visto, Crackle no es como los dragones parlantes que acabamos de ver, pues es incapaz de hablar con los humanos, excepto con nuestra querida Sofía, que puede hablar con todos los animales gracias a la magia de su amuleto.

¿Por qué Crackle no puede hablar con los humanos, como Everburn y los dragones del cuarteto vocal? ¿Es distinta a los otros dragones? Para nada. Si la pequeña dragona no puede hablar humano es solo porque aún es muy joven y no ha aprendido todavía, así de sencillo.
Crackle parece ser muy joven, o eso imagino, pues sólo eso explica que los padres de Vivian le regalen a su hija un dragón escupefuego como mascota. Además, Crackle es diminuta si la comparamos con otros dragones adultos. Si los dragones tienen un lento desarrollo y una vida muy larga, de esas que se cuentan en cientos de años, es posible que Crackle adquiera la capacidad de vocalizar el idioma humano más adelante, del mismo modo que los dragones parlantes hace siglos que aprendieron, incluso a cantar.
Esta es mi hipótesis. Si alguien tiene una idea mejor, estaré dispuesto a discutirla.
Reptiles
Sofía, Amber y Jun se aventuran en la selva con la intención de salvar a sus padres y hermanos de caer en las garras del «jaguar de jade». Después de superar varios peligros, llegan a la orilla de un lago que les impide el paso y unos enormes y agresivos lagartos salen del agua a recibirles. Suerte que la princesa Jun sabe que la música amansa a las fieras.


Estos lagartos del lago parecen ser varanos acuáticos (Varanus salvator), una de las especies más grandes de la familia Varánidos con casi 3 m de largo, lo bastante grandes como para llevar a una princesita sobre su lomo sin que se le mojen las enaguas. Es pariente cercano del dragón de Komodo (Varanus komodoensis); ya veis que incluso habiendo dejado atrás los dragones no nos libramos de ellos.

Los Varánidos son sólo una de las varias familias que forman el orden de los Escamosos, que reúne a todos los lagartos y serpientes vivientes. Aunque estén en sus horas más bajas, si los comparamos con la gran influencia que tuvieron sus antepasados de hace millones de años, hoy en día los reptiles se siguen contando entre los vertebrados terrestres de mayor éxito y diversidad. Solo los lagartos y sus afines representan más de 5000 especies distribuidas por todo el mundo, especialmente por zonas de clima cálido y templado.
Algunas de esos lagartos han sido acogidos por los amantes de los terrarios y se han vuelto muy populares. Por ejemplo, el geko de cola gorda (Hemitheconyx caudicinctus) en el que se convirtió Sofía cuando rompió accidentalmente uno de los frascos del señor Cedric. Los gekos pertenecen junto a las salamanquesas a la familia
Gecónidos.

Mientras las chicas pintaban mariposas, James y Zandar eligieron para dibujar una lagartija que tomaba el sol sobre una roca, un modelo no tan colorido pero mucho más interesante, dónde va a parar. Aunque los varanos y los gekos son tratados como «lagartos», los lagartos y lagartijas propiamente dichos pertenecen a la familia Lacértidos.

No sabría decir a que especies pertenecen esta lagartija o la que convirtió la brujita Lucinda en una flauta. La identificación de los lacértidos es un asunto delicado que suele necesitar manipular al animal para observar de cerca pequeños detalles, como la forma o el número de las escamas cefálicas. Viéndolas desde lejos, no puedo hacer milagros.

Aparte de los lagartos, el otro representante de los reptiles verdaderos que aparece en la serie es una tortuga marina que sale brevemente durante la aventura submarina de Sofía. Probablemente se trate de una tortuga verde (Chelonia mydas), y como todas, forma parte del orden de los quelonios o testudinos.

Anfibios
En palabras de la princesa Amber: «Sólo hay tres cosas que me dan miedo: El fracaso, no ser popular y ¡las ranas! 🐸. Una rana es lo que se encontró en una escalera cuando ayudaba a Sofía a elegir un vestido. Personalmente, opino que es una rana la mar de bonita, y por lo que veo, parece ser una rana cornuda del género Ceratophrys, también llamadas ranas «Pacman», debido a que la gran anchura de su boca hace que recuerden a un comecocos. Todas las ranas de este género son nativas de Centro y Sudamérica.

La brujita Lucinda convirtió las zapatillas de un niño en otro par de ranas «Pacman». Sería interesante saber por qué los animadores de la serie la han tomado con este género de ranas. ¿Será por su aspecto singular?

De entre los anfibios, sólo aparecen en la serie algunos miembros del orden Anuros, donde quedarían englobados todas las ranas y sapos. Aparte de las ranas «Pacman», habría que citar a otra rana. Cuando una bruja malvada (de hecho, la madre de la brujita Lucinda), transforma la barca en la que navegaban Amber, James y Baileywick en un nenúfar gigante, el sufrido mayordomo también queda convertido en una rana.

Puesto que se trata de una transformación mágica, no me voy a mojar intentando identificar la especie de batracio a la que pertenece Baileywick. Ya lo pasa bastante mal este pobre mayordomo en cada episodio como para ahora buscarle las cosquillas.
Peces
La princesa Jun les enseña orgullosa a Sofía y Amber los jardines del palacio imperial. Una de las cosa que les muestra es un estanque de estilo oriental poblado de carpas Koi, que no son más que una variedad ornamental de la carpa común (Cyprinus carpio). La afición a la cría y selección de estos cipriniformes de vivos colores nació en algún lugar del lejano oriente (no se sabe muy bien si fue en China o Japón) y se ha extendido por todo el mundo como un sello de la cultura oriental.

Los peces óseos son un grupo muy heterogéneo de vertebrados con una clasificación interna muy compleja y larga de explicar 😩, tanto que se escapa a mis objetivos con estas entradas. No quiero abrumaros contándoos varios culebrones sobre las relaciones entre los múltiples órdenes dentro de los teleósteos. Por tanto, lo haré más simple.
Como bien sabemos, existen peces marinos y peces de aguas continentales (o agua dulce), siendo las carpas Koi que acabamos de ver los únicos representantes de este último grupo que aparecen en «La Princesa Sofía». La totalidad de peces marinos se presentan en la única aventura submarina de nuestra princesita, cuando visitó las profundidades de la ensenada Merroway.
Del mismo modo que la princesa Ariel tenía a «Flounder» como mejor amigo, la joven princesa Oona cuenta con «Sven», un caballito de mar o hipocampo (Hippocampus). A los caballitos de mar se les llama así por la forma tan característica de la cabeza y el hocico que recuerda mucho a los caballos del ajedrez. Pertenece al orden Singnatiformes, todos peces marinos de cuerpo alargado y acorazado y con una boca tubular que les permite capturar por succión camarones y otros animales planctónicos.


También son del orden Singnatiformes los peces trompeta, o simplemente «trompetas» (Aulostomus) que acompañan a Sofía y Oona y de vez en cuanto entonan una nota musical. Presentan la misma boca tubular típica de su orden.

En la ensenada Merroway viven otros peces que forman parte de otros órdenes. Por ejemplo, durante el número musical en el que Oona y Sven le enseñan a Sofía las maravillas del fondo marino, aparecen brevemente unos peces erizo (Diodon) del orden Tetraodontiformes. Son parientes cercanos de los peces globo que, como ellos, pueden hincharse cuando se sienten amenazados y volverse una bola de espinas que disuade a cualquier depredador. Sin embargo, se diferencian en que a los peces erizo se le observan las espinas incluso estando deshinchados.

También salen un par de peces payaso bailando, que son de los peces marinos más fáciles de mantener en acuario y que tan famosos se hicieron tras su aparición en «Buscando a Nemo». Casi todos pertenecen al género
Amphiprion, dentro del orden Perciformes.

Y no voy a decir nada más sobre los peces. Del resto de la variada fauna piscícola que habita la ensenada Merroway no tengo ni idea de a que género, familia u orden pueden pertenecer, sea porque mis conocimientos de peces marinos no dan para más o porque los animadores directamente se los han inventado.
En mi tierra suelen decir: «Quien quiera peces, que se moje el culo«. Así que aquí dejo las capturas por si algún visitante se anima a identificarlos. ¡Suerte!





No puedo dejar de mencionar la aparición estelar de Ariel, la sirenita más famosa del cine animado y sin animar. Si queréis saber más sobre Ariel, tengo una serie de entradas dedicada a analizar su anatomía. Os la recomiendo.

Ya para terminar, solo queda por mencionar los tiburones sonrientes que también aparecen en la ensenada Merroway, y representan a los Condríctios o peces cartilaginosos. Creo que podrían ser un par de tiburones de arrecife (Triaenodon obesus), muy comunes en los arrecifes de coral.

En la próxima entrega de La Fauna de «La Princesa Sofía», la última por el momento, veremos los animales invertebrados que aparecen en la serie. ¡No os lo perdáis!
Referencias: (1) La maldición de la princesa Ivy; (2) Un conejo de concurso; (3) Princesas al rescate; (4) La aprendiza de Cedric; (5) El día libre de Baileywick; (6) La brujita; (7) El palacio flotante; (8) El amuleto y el himno; (9) Mamá para todos.