Fauna de Animación – Anastasia
En plena edad dorada de la factoría Disney, con los clásicos animados que hoy siguen ocupando nuestros recuerdos sucediéndose uno tras otro, apareció una película de animación que se atrevió a discutir la hegemonía de la compañía de Mickey Mouse. 20th Century Fox nos trajo «Anastasia» en 1997, y ya nada volvió a ser igual.
En defensa de «Anastasia»
Basada libremente en hechos reales, «Anastasia» nos cuenta la leyenda que rodea al personaje histórico de Anastasia Romanov, gran duquesa de la Rusia Imperial e hija menor del zar Nicolás II. La historia real nos cuenta como durante la Revolución Rusa de 1917, Anastasia fue encerrada junto a toda su familia en un campo de concentración, siendo más tarde fusilados para gloria y gracia del creciente movimiento comunista.
Sin embargo, la película se permite la libertad de cambiar la historia. La joven Anastasia logró escapar a tan aciago destino y desaparecer entre la muchedumbre, yendo a parar a un orfanato donde creció lejos de todo peligro. Perdió su apellido y olvidó su nombre y su identidad, quedando así como la única superviviente de la familia imperial y legítima heredera al trono ruso.
Por supuesto, esto último no es más que una leyenda y, en realidad, el destino de la gran duquesa no fue distinto al de su familia. «Anastasia» no es más que una ruta alternativa de cómo podrían haberse desarrollado los acontecimientos al margen de lo que ciertamente sucedió.
En algunos círculos cinéfilos se dice que la revolución de 1917 y la consecuente caída de la Rusia Zarista no son cuentos de hadas que permitan tomarse libertades poéticas, y que los animadores de la Fox no están tratando con fantasías populares ni cuentos de los hermanos Grimm, si no con sucesos que marcaron el devenir de la historia europea y la vida de millones de personas. Jamás había oído críticas más absurdas, propias de aficionados con delirios de grandeza que se creen críticos profesionales solamente por tener voz en internet.
«Anastasia» no es un documental histórico, si no una película de animación, y como tal puede permitirse cualquier licencia lírica o creativa al servicio del argumento y alejada de cualquier fidelidad respecto a la historia rusa.
Además, hay que tener en cuenta el punto de vista del narrador y la protagonista. No olvidemos que esta película está en buena parte narrada por la abuela de Anastasia, así que los sucesos revolucionarios serán vistos de este lado del conflicto. Para esta emperatriz viuda, su hijo era un gobernante sabio y benévolo, los bolcheviques unos borregos descerebrados guiados por Rasputín, y la revolución de 1917 una tragedia, en lugar de la liberación del pueblo ruso.

Como bien dijo cierto mago de la Tierra Media:
«Toda gran historia merece ser adornada«
Gandalf «el Gris»
Sabiendo esto, que «Anastasia» está narrada desde el punto de vista de la familia imperial, los animadores de la Fox modificaron el argumento lo suficiente como para poner a los Romanov como los buenos de la función. Si algún crítico «tocanarices» quiere realismo, que lea libros de historia universal y deje de buscar veracidad en el cine de animación. Esta es mi opinión, y así ha sido mi alegato.
Dejando a un lado mi crítica a ciertos críticos de cine, me queda dedicar unas palabras a la misma película. Como de la gran duquesa Anastasia ya hablé algo anteriormente, en relación a sus ojos azul cobalto y la importancia de estos en el argumento, sólo voy a mencionar una curiosidad. Además de por su leyenda, Anastasia es conocida por ser la posible portadora de hemofilia más famosa de la historia reciente. Raros son aquellos estudiantes de biología que entre sus problemas de genética mendeliana no encuentran asociada esta enfermedad hereditaria con esta joven pelirroja.

«Anastasia» es una película que no envidia en ningún momento a los mejores clásicos animados de la factoría Disney, hasta el punto de que aun hoy es considerada parte de ellos. Tiene un buen argumento protagonizado por una heroína de lujo, con personajes secundarios a la altura, y un villano con arisma. Y puede presumir de tener una banda sonora que más que escucharse, se siente.
Y sin más preámbulos, pasemos a los animales.
Los animales de «Anastasia»
Hay que empezar por Bartok, el fiel vasallo de Rasputín. Bartok llama la atención por ser un murciélago albino, siendo un ejemplo más de como un personaje albino es relacionado a la fuerza con el mal. A decir verdad es buena gente pero terminó sirviendo a quien no debía, al villano de la función.

Aparte de su condición albina, a Bartok lo podríamos catalogar como un murciélago orejudo (Plecotus auritus), un murciélago europeo de buen tamaño con unas enormes orejas muy características. También incluyo a la hembra que aparece haciéndole arrumacos al final de la película.


La contrapartida de Bartok en el lado de los buenos, es Pooka, el perro de Anya. Nada más salir del orfanato, nuestra gran duquesa se encuentra un cachorro callejero y juguetón que la acaba convenciendo de ir hacia San Petersburgo, y a partir de ese momento la acompaña a todas partes.
Como todos los perros, Pooka es de la subespecie Canis lupus familiaris, pero desconozco a que raza puede pertenecer. Aunque teniendo en cuenta su carácter callejero bien puede ser un perro mestizo que combine caracteres de muchas razas, lo que en mi tierra llamamos un «chucho».
Pero que nadie me malinterprete. En mi opinión, los perros de raza están muy sobrevalorados, y no hay mascota más resistente, fiel y agradecida que un perro mestizo, más cuando lo rescatas de la perrera en vez de comprárselo a un criador.
En su camino a San Petersburgo, y mientras va cantando «Dime dónde vas«, Anya ve una familia de ardillas rojas (Sciurus vulgaris) que le hacen evocar a su propia familia perdida. Es raro ver a las ardillas sobre la nieve en mitad del invierno, pero posible. Las ardillas no tienen un sueño tan profundo y suelen hacer pequeñas salidas para buscar algo de alimento.


Apenas, pero pueden distinguirse unos conejos a la derecha, probablemente de la especie europea (Oryctolagus cuniculus). Los conejos no hibernan durante el invierno así que no es raro encontrarlos en el exterior.


En la imagen anterior hay algo que me descoloca. Una pareja de pájaros en un nido con dos polluelos. ¿Pájaros criando en mitad del invierno siberiano? ¿Pero en qué estarían pensando los animadores de Fox? Ningún ave en su sano juicio se pondría a criar con todo nevado, cuando a los mismos adultos les cuesta más que nunca mantener el calor corporal y encontrar alimento suficiente.
Puedo admitir barbaridades como que pongan especies americanas en Europa, pero esta situación es tan desquiciante que no voy a dignarme si quiera a identificar la especie. Pasemos a la siguiente.
En San Petersburgo hay un hombre limpiando un palomar. Como en todas las ciudades, las palomas que vuelan entre los edificios y pululan por las calles pertenecen a la especie Columba livia.

Cuando Rasputín recupera su relicario y canta «En la noche fatal», aparecen un montón de escarabajos y gusanos de distintas formas y colores, que se ponen a hacerle los coros al malvado monje. Aquí, los animadores de Fox quisieron representar seguramente a los adultos y las larvas de los escarabajos enterrador.
Los escarabajos enterrador son insectos coleópteros pertenecientes a la familia Sílfidos, con más de 300 especies en todo el mundo. Estos escarabajos están adaptados para alimentarse de cadáveres de animales mayores. Cuando detectan un cadáver, se congregan alrededor y comienzan a socavar la tierra bajo él hasta que queda enterrado. Luego ponen sus huevos en el fiambre sabiendo que sus larvas tendrán así un suministro de alimento garantizado.
Uno de los escarabajos enterrador mejor conocidos es Nicrophorus vespillo. Los adultos llegan a medir 3 cm, y las larvas hasta 6 cm.

También podemos ver algunos escorpiones bailando y cantando entre los escarabajos. Resulta un poco raro que relacionen a los escorpiones con los escarabajos enterrador, pues estos animales no son carroñeros. Los escorpiones son depredadores consumados que se alimentan de las presas que ellos mismos capturan. Es de suponer que los habrán puesto para acentuar el ambiente tétrico de la escena.
Es difícil saber a qué especie pueden hacer referencia, así que al menos nombraré a uno de los escorpiones más comunes de la Península Ibérica, el escorpión amarillo (Buthus occitanus).


Ya de camino hacia París, Vlad y Dimitri se detienen en algún lugar de Alemania para enseñarle a Anya unas cuantas cosas que le servirán a comportarse correctamente, como corresponde a la heredera del trono ruso. Lo primero es aprender a andar derecha y con la cabeza alta, y unos pajarillos le colocan a Anya una rama sobre la cabeza para que le sirva de guía.

Anastasia no será una princesa Disney, pero también recibe ayuda de los animales del bosque.
En Europa no existe ninguna especie de pájaro de ese tamaño que sea completamente azul o rojo, y ocurre algo parecido a lo que pasaba en «La Bella y la Bestia». Sin embargo, esta vez vamos a suponer que los animadores de Fox querían limitarse a especies europeas y se les fue de la mano la imaginación a la hora de darles color.
El pájaro azul puede ser un herrerillo (Cyanistes caeruleus), que también tiene tintes azulados en el plumaje. El rojo, podríamos tomarlo por un carbonero palustre (Poecile palustris).


Anya también tiene que aprender buenos modales en la mesa y a comer correctamente ciertos platos de la cocina rusa, como el stroganoff, un tipo de ternera en salsa. Mientras, un par de cerdos (Sus scrofa domestica) les observan.

Anya – «¿Y qué más da el stroganoff?»
Vlad – «Así lo dice un Romanov».
Y montar a caballo, faltaría más. Una chica de nobles orígenes tiene que saber montar a caballo con cierta elegancia. Los caballos, como siempre, son de la subespecie Equus ferus caballus.

Y para terminar, en París hay una chica paseando un guepardo (Acynonix jubatus) como si de un perro se tratara. Podemos asegurar que es un guepardo (y no un leopardo o un jaguar) por su tamaño, su aspecto atlético y estilizado, y por la forma de sus manchas.

