La desdicha de la valquiria rebelde
Cuando redactaba la entrega final de «Plumas de Valquiria» observé un estrecho paralelismo entre un personaje literario del teatro español y la propia desdicha de Silmeria, la valquiria rebelde. Me gustaría compartirlo con vosotros.

¿Habéis leído «La Dama del Alba»? Es una obra de teatro de mediados del siglo XX escrita por Alejandro Casona. A mí me la mandaron a leer en el colegio y me quedé prendado de su argumento y de sus personajes, en especial de la «Peregrina».
No quisiera desvelar muchos detalles del argumento. Solo revelaré que la «Peregrina» aparece como una forma personificada de la Muerte, que lamenta sin consuelo lo cruel de su trabajo y misión; un destino que pocos son capaces de entender y que comparte con las valquirias. Este es su lamento:
«[…] También yo quisiera adornarme con rosas como las campesinas, vivir entre niños felices y tener un hombre hermoso a quien amar. Pero cuando voy a cortar las rosas todo el jardín se me hiela. Cuando los niños juegan conmigo tengo que volver la cabeza por miedo a que se me queden fríos al tocarlos. Y en cuanto a los hombres, ¿de qué me sirve que los más hermosos me busquen a caballo, si al besarlos siento que sus brazos inútiles me resbalan sin fuerza en la cintura?
La Peregrina
¿Comprendes ahora lo amargo de mi destino? Presenciar todos los dolores sin poder llorar… Tener todos los sentimientos de una mujer sin poder usar ninguno… ¡Y estar condenada a matar siempre, siempre, sin poder nunca morir! […]»
Puede que las otras valquirias se hayan resignado a cumplir los designios de Odín, pero Silmeria no está dispuesta a vagar por los campos de batalla durante milenios buscando soldados muertos. Quiere vivir, quiere disfrutar de la vida y si para ello ha de sublevarse contra las leyes de Asgard, que así sea.
Silmeria será una proscrita, pero vive en libertad.