Las cabras de Heidi
Para complementar a la próxima «Fauna de Animación – Heidi», hoy vamos a conocer un poco a las cabras que aparecen en este serie animada de nuestra infancia, para después hablar más tranquilamente del resto de los animales. Muchas son las cabras que le tocaba a Pedro llevar todos los días a pastar, montaña arriba y montaña abajo, pero sólo unas pocas han quedado en la memoria popular con un nombre propio. Estas son las que vamos a repasar.
En primer lugar, podemos nombrar a las dos cabras del abuelo de Heidi, de nombres Blanquita y Diana. Son la base de su régimen alimenticio y su principal sustento económico, al suministrarles leche para su propia alimentación y la elaboración de quesos artesanales, que luego el abuelo intercambia en la aldea de Dorfli por pan, carne ahumada y otros bienes.
Blanquita, Diana y todas las cabras domésticas pertenecen a la subespecie (Capra aegagrus hircus), y las que aparecen en «Heidi» son en su mayoría de la raza «Alpino francesa», típica de los Alpes suizos y criada normalmente para la producción lechera, aunque también se las mantiene como fuente de carne y pieles.
El abuelo de Heidi cuida muy bien a sus cabras, pues como es lógico su futuro y el de su nieta depende de la buena salud de Blanquita y Diana. Cada mañana, bien temprano, las ordeña y se las confía a Pedro para que las lleve a pastar a los prados de alta montaña, donde la hierba es más nutritiva y las cabras pueden hacer ejercicio y relacionarse con otras de su especie, algo muy importante para su salud física y mental.
Por la tarde, cuando Pedro se las entrega, el abuelo vuelve a ordeñar a sus cabras y les ofrece un poco de sal como complemento nutricional. Y si él no puede, lo hace la misma Heidi de mil amores.


Cuando Heidi volvió de su estancia en Frankfurt, Blanquita estaba preñada y al poco tiempo tuvo una cabritilla que por poco se salvó de ser vendida por el abuelo de Heidi. Al final se quedó junto a su madre y Heidi la bautizó como «Bonita».
Si dejamos a un lado las cabras que viven con Heidi y su abuelo, hay más cabras con nombres conocidos en el rebaño de Pedro. Por ejemplo, la primera cabra con la que Heidi trabó amistad fue «Copo de Nieve», una cabritilla que acababa de ser destetada a la fuerza al ser separada de su madre y vendida al mejor postor. En la pequeña Heidi, Copo de Nieve encontró la figura materna que necesitaba.
Más tarde Copo de Nieve creció y tuvo a su vez una hija, que heredó el mismo nombre de su madre.
Luego estaba la siempre incorregible y rebelde «Cascabel». Esta debía pertenecer a alguna raza enana de cabra, pues no creció nada en toda la serie.
«Gran Turco» era la más grande entre las cabras del rebaño de Pedro. Además de por su tamaño, destacaba también por su color gris oscuro, sus enormes cuernos y su insano interés por la señorita Rottenmeyer.
Y por último estaba «Salvaje», la icónica e inigualable cabra bicolor (mitad blanca – mitad negra) de Pedro. Siempre respondía obediente al silbido de su amo, y le dejaba beber la leche directamente de sus ubres.