Heidi y un misterio de la leche

«¿Cómo es posible que las cabras de Heidi dieran leche sin haber tenido crías?» Esta intrigante pregunta, planteada por una visitante en la entrada «Fauna de Animación – Heidi«, me llevó a explorar uno de los aspectos más curiosos y menos explicados de esta entrañable serie animada. Hoy vamos a tratar este pequeño misterio de la lactancia en cabras, con un toque científico que sorprenderá a más de uno. Vamos allá.

Heidi ordeñando una cabra
Esta entrada va a ser la leche.

La pregunta en cuestión es la siguiente:

«Por otro lado, ¿cómo es posible que las cabras del abuelo de Heidi estuviesen siempre dando leche sin haber tenido cabritillos? Se supone que los mamíferos dan leche como consecuencia de un parto y sólo Blanquita tuvo una cría en una ocasión y Diana ninguna. Heidi y el abuelo cada día tomaban leche de sus cabras y aparte hacían quesos, por lo tanto algo no cuadra. Algo oscuro les ocurría a los cabritillos o los guionistas lo dejaron pasar, pensando que el asunto no sería relevante y que nadie se pararía a pensar en ello.»

Me encantan los comentarios así, que me hagan pensar y aprender algo nuevo, y creo que este tema es digno de una entrada que lo trate debidamente.

Vamos a rememorar. Como os conté hace tiempo, Heidi y su abuelo viven con un par de cabras que le suministran toda la leche que necesitan, tanto para su propia alimentación como para elaborar quesos que sustenten la economía familiar.

Prolactina y lactancia materna

Como bien indica nuestra visitante, la producción de leche en las cabras está ligada al nacimiento de las crías, de tal manera que solamente producen leche tras haber dado a luz, con el único propósito de asegurar la alimentación del cabritillo durante su desarrollo inicial.

Cuando una cabra da a luz (y cuando hablo de cabras, hablo de vacas, yeguas, mujeres y toda hembra mamiferoide), su glándula hipófisis comienza a liberar a la sangre una hormona, llamada prolactina, cuya función es estimular la producción de leche por las glándulas mamarias. El cabritillo rápidamente empieza a mamar, y sus movimientos de succión en las ubres de su madre hacen que la leche sea vertida hacia su boca. Pero no solo eso, sino que también estimula la secreción de aun más prolactina, y en consecuencia de más leche. Es lo que llaman un ciclo de retroalimentación positiva. Durante el tiempo que dure la lactancia, sean semanas o meses, los niveles de prolactina en la sangre de la madre se mantendrán constantes y elevados mientras la cría siga consumiendo leche.

Una cabra amamantando a su cabritillo
En cuanto el cabritillo comienza a mamar, la hipófisis libera más prolactina a la sangre, que al llegar a las glándulas mamarias aumentará la secreción de más leche. Así el cabritillo siempre tendrá lista su próxima toma.

Pero la madre no aguanta esta situación eternamente. La producción de leche es muy costosa para ella en términos energéticos, y lo que antes era un tierno masaje en sus ubres, poco a poco se va volviendo un dolor insufrible según le van saliendo los dientes al cabritillo.

La lactancia se acabó. El cabritillo está crecidito y ya dispone de un sistema digestivo apto para procesar y digerir la hierba; así que la madre lo desteta, por las buenas o a topetazos.

Por supuesto, en cuanto la madre deja de amamantar, la prolactina deja de secretarse y sus niveles descienden, cesando así la producción de leche. Como suele decirse, «la cabra se ha secado», pero esto no le interesa al abuelo de Heidi.

Cómo hacer que una cabra vaya echando leches

Aquí es donde entra en juego la afición del hombre moderno por exprimir un fenómeno tan natural como la lactancia, hasta volverlo algo antinatural. Dicho en pocas palabras, una cabra continuará produciendo leche indefinidamente si es ordeñada con regularidad. Ni más, ni menos. Una forma muy elegante de prolongar artificialmente la lactancia materna.

Heidi aprende a ordeñar
Al imitar manualmente la succión del cabritillo, se estimula la secreción de prolactina y de leche.

De este modo se explica que Blanquita y Diana pudieran dar su contingente de leche diario sin haber parido ningún cabritillo en el transcurso de la serie, hasta que nació la pequeña Bonita. Tanto Heidi como su abuelo ordeñaban ambas cabras nada más levantarse por la mañana, antes de que Pedro llegase con el rebaño; y por la tarde otra vez, cuando estas volvían tras haber pasado el día pastando en las praderas.

Si mantiene el ordeño rutinario por la mañana y el atardecer, un cabrero puede conservar los niveles elevados de prolactina y la secreción láctea indefinidamente. Y si ofrece a sus cabras los cuidados adecuados, una alimentación correcta y dosis regulares de calcio y fósforo en forma de sales, tendrá fuente asegurada de leche para muchos años.


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