Fauna de Animación – La Bella y la Bestia
Tras ver los animales que pululaban por «Frozen» esta vez toca analizar la fauna animada del que muchos consideran el clásico Disney más aclamado y popular de todos los tiempos. Después de muchos años, he tenido que ver de nuevo este tesoro de mi infancia para redactar esta entrada, y puedo afirmar que «La Bella y la Bestia» es una maravilla animada que sabe mantenerse joven.
Puesto que Bestia ya tiene una entrada para él solo, en la que revisamos su anatomía y los animales en los que se basaron para su diseño, esta vez hablaremos un poco de Bella.
Bella, una princesa adelantada a su tiempo
Un clásico tan grande como la joya animada que hoy nos ocupa, nunca habría llegado a ser lo que es sin una protagonista a su altura. Bella se distingue de entre todas las demás princesas y heroínas de la factoría Disney por su combinación de elegancia y polivalencia, como era de esperar en una joven de orígenes humildes.
Bella creció en una granja cerca de una aldea francesa a finales del siglo XVIII. Con la única compañía de su padre, nuestra doncella fue madurando y volviéndose una muchacha culta y hermosa, que llevaba su hogar con gran dedicación sin abandonar su amor por la literatura y la palabra escrita.
No obstante, y sin proponérselo, Bella despertaba las habladurías de sus vecinos al pasar, como si en cada callejuela hubiera una «vieja del visillo». Es muy típico de los pueblos y aldeas pequeñas eso de proscribir a cualquiera que se desmarque de la normalidad. En una época en la cual las jóvenes casaderas sólo debían preocuparse de encontrar un buen marido cuanto antes y criar niños sanos y robustos, Bella se negó a pertenecer a un estereotipo tan machista.
Ella quería vivir su vida. Su mayor anhelo era disfrutar algún día de una historia comparable a las que había leído en sus libros, lejos de los palurdos estúpidos que murmuraban a su alrededor. Ese era su deseo, y se hizo realidad, aunque de un modo que jamás se habría imaginado.

Bella vivió su propia historia, conoció a su amor verdadero (o más bien su amor verdadero la encontró a ella) y lo hizo rodeada de mucha magia y unos cuantos animales.
Animales de «La Bella y la Bestia»
Son muchos los animales que aparecen en esta película. Los iremos desgranando poco a poco, primero los que tengan algo de peso en la historia y luego pasaremos a los actores de reparto.
En primer lugar, debemos nombrar a los lobos. Después de ser asustada por Bestia, nuestra princesa escapa del castillo a lomos de su caballo y experimenta por primera vez en su vida el miedo de una «doncella en apuros». Una jauría de lobos la persigue por los senderos nevados del bosque hasta que le dan caza.

Estos cánidos pertenecen a la especie Canis lupus, y puesto que estamos en Francia, los podemos encuadrar dentro de la subespecie europea, Canis lupus lupus.


Aparte de los lobos, si hay otro animal que tenga un papel relevante en el argumento de «La Bella y la Bestia», ese es Philippe, el caballo propiedad de Bella y su padre.
Philippe es un caballo bretón que reúne los caracteres típicos de su raza, como son cuerpo fuerte y pesado, crines y cola rubias, pelaje pardo-rojizo y una franja blanca en el rostro. Esta raza de tiro pesado es autóctona de Francia, de la región de Bretaña para ser precisos, así que no es extraño que el padre de Bella confiase en un caballo de su país para ayudar en la granja y transportar sus inventos.
Ah, y como todos los caballos domesticados, se engloba dentro de la subespecie Equus ferus caballus.


Hay que mencionar también al caballo particular de Gastón, que aunque solo aparezca unos breves minutos y su dueño sea un tipo desagradable hasta la náusea, no significa que deba ser pasado por alto.
El caballo de Gastón tiene un pelaje peculiar, de capa oscura y crines y cola más claras. Es un caballo Morgan, una raza de origen americano en la cual es bastante común el fenotipo «Silver Dapple«, donde un gen de dilución provoca que los pelos de las crines y la cola pierdan color y estas aparezcan plateadas. Son unos caballos bonitos de veras, y como por sus piezas de caza sabemos que Gastón estuvo en América, es probable que también se trajera de allí uno de estos caballos.


Según va surgiendo el amor entre Bella y Bestia, empiezan a hacer algunas cosas juntos como pasear por los jardines nevados del castillo y alimentar con semillas a los pájaros. Bella, como buena princesa Disney que es, sabe tratar a los pájaros y no le cuesta hacer que confíen en ella y Bestia.


Todos tienen más o menos el mismo tamaño y se alimentan de semillas. Podemos distinguir cuatro especies de pájaros en función de su color. Los pájaros de color rojizo, además con cresta eréctil, son machos de cardenal rojo (Cardinalis cardinalis), un ave americana que no pinta nada en Europa.

No sería la primera vez que los animadores de Disney cometen esta clase de disparates zoogeográficos, deslocalizando especies y poniéndolas muy lejos de su área de distribución natural, como hicieron con el petirrojo de Mary Poppins.
Si se han atrevido a meter un ave tan americana como el cardenal, los pájaros azules también podemos buscarlos fuera, pues en la Europa continental no hay ningún pájaro granívoro de plumaje azul. El más cercano es el pinzón del Teide (Fringilla teydea), una especie endémica de la isla de Tenerife. También es muy parecido el azulillo brasileño (Porphyrospiza caerulescens).


Los otros pájaros son más fáciles de encajar en la fauna europea. Los de color amarillo pueden ser escribanos cerillos (Emberiza citrinella); y los pardos, hembras de gorrión común (Passer domesticus).


Durante la secuencia inicial, Bella se sienta en una fuente y les enseña su libro de cuentos a unas ovejas que pasaban por allí. La mayoría siguieron al rebaño como borregos, pero un par de ellas se pararon a mirar. Las ovejas domésticas pertenecen a la subespecie Ovis orientalis aries.

Poco después, Gastón recibe a tiros a unas aves palmípedas que sobrevolaban la aldea. No estoy muy seguro, pero si tuviera que apostar diría que son tarros canelos (Tadorna ferruginea), con el pico oscuro y plumaje de tonos terrosos y cobrizos, aunque el color de las alas no se corresponda del todo y estas aves no vivan tan al norte.


Bella y su padre tienen algunos animales domésticos en su granja, naturalmente, como complemento a la economía familiar. Por ejemplo, vemos un par de gallinas (Gallus gallus domesticus) que esperan sin duda a que Bella les eche de comer.
En un redil detrás de la casa, también tienen algunas cabras domésticas (Capra aegagrus hircus) muy parecidas a las cabras de Heidi.
Y algo más apartado, para evitar los malos olores, podemos ver un cerdo en el barrizal al que va a aterrizar LeFou después de que Bella le da calabazas a Gastón. Los cerdos domésticos son de la subespecie Sus scrofa domestica.



Pasemos a animales del bosque. Cuando el padre de Bella se aventura por los senderos del bosque, un búho le observa desde un árbol cercano. Podría ser un búho campestre (Asio flammeus), muy común en toda Europa y que al igual que este no tiene penachos de plumas en la cabeza.


Cuando Bella escapa corriendo del castillo, en un claro del bosque salen volando unas aves de plumaje apagado y plumas caudales largas y barradas, momentos antes de que los lobos salgan a su encuentro. No sé de nada que encaje al 100% con estas aves, aunque bien podrían ser hembras de faisán común (Phasianus colchicus).


Cuando el padre de Bella se equivoca de camino, asusta sin querer a una bandada de murciélagos que descansaba en el hueco de un árbol y salen volando a su alrededor. Aunque los murciélagos son inofensivos, el susto es compresible.
Aunque están algo caricaturizados y salen con cara de vampiro, podrían ser nóctulos (Nyctalus noctula), un murciélago europeo relativamente grande que suele buscar refugio en los árboles, al contrario que otros que suelen escoger las cuevas naturales y los edificios.

Como único representante de los invertebrados, tenemos las polillas de la ropa (Tineola bisselliella) que salen volando de la señora Armario, para vergüenza suya. Estos insectos lepidópteros ponen sus huevos en ropas tejidas con fibras de procedencia animal, como la lana y la seda, para que sus larvas se alimenten.


¿Falta alguien? ¡Ah, sí! Sultán, el perro del castillo que se pasa casi toda la película convertido en una banqueta reposapiés. Bueno, pues como todos los perros es de la subespecie Canis lupus familiaris.

Los trofeos de caza de Gastón
Nos queda por ver un tema algo desagradable y tan macabro como un montón de cabezas disecadas. En la taberna del pueblo, hay toda una pared ocupada por los trofeos de caza del héroe local, y es donde, sin duda, habría acabado la cabeza de Bestia si Gastón hubiera tenido éxito en su última cacería. Por suerte, el bien triunfó.
Puesto que no quiero dedicarle más espacio de la cuenta a este tipo vanidoso y repulsivo (de lejos, el villano Disney que me cae más gordo), voy directamente a nombrar los animales que aparecen. A la izquierda del retrato podemos ver:
- Un ciervo común (Cervus elaphus). También hay otras cornamentas de ciervo distribuidas por la pared y el resto del local, muy típico de los cazadores empedernidos.
- Una liebre europea (Lepus europaeus). Resulta curioso que un cazador tan presumido como Gastón ponga en trofeo la cabeza de una pequeña liebre.
- Un oso pardo, posiblemente de la subespecie europea (Ursus arctos arctos). Bajo el sillón de Gastón hay extendida otra piel de oso a modo de alfombra.
- Un buho real (Bubo bubo), la rapaz nocturna más grande de Europa.
- Un águila calva (Haliaeetus leucocephalus), ave nacional de Estados Unidos que Gastón no podría haber encontrado en Francia ni en sueños.
- Y un mapache (Procyon lotor). A este mamífero tampoco podría encontrarlo en este lado del Atlántico.






Y a la derecha del retrato, están las cabezas de:
- Un jabalí (Sus scrofa), el pariente salvaje del cerdo doméstico.
- Un macho de muflón común (Ovis orientalis), el pariente salvaje de las ovejas domésticas que es bien reconocible por sus cuernos retorcidos.
- Un zorro rojo (Vulpes vulpes).
- Y un macho de urogallo (Tetrao urogallus).




Aparte de los trofeos de la pared, cuando Gastón está jugando (o intentando jugar) al ajedrez con un parroquiano de la taberna, vemos una pequeña garduña (Martes foina) disecada sobre una repisa y la cabeza de otra liebre.

