Ginogénesis de las enfermeras Joy
En el anime de «Pokémon» hay un personaje que es sinónimo de dedicación y entrega al cuidado de los seres vivos en general, y a los monstruos de bolsillo en particular. Hoy vamos a hablar de las enfermeras Joy, y de cómo es posible que todas estas jóvenes sanitarias de pelo rosa y ojos azules sean iguales entre si. Es un misterio al que llevaba mucho tiempo con ganas de meterle mano.
Retrato de una enfermera Joy
La enfermera Joy es la encargada de administrar y dar servicio a los Centros Pokémon, donde los Pokémon salvajes pueden encontrar un servicio sanitario de calidad y se garantiza la asistencia gratuita a los entrenadores y coordinadores Pokémon que así la soliciten. Que más quisieran muchos países del mundo real disfrutar de una atención sanitaria tan fantástica.
De la enfermera Joy solo pueden cantarse alabanzas. Es muy guapa, hay que reconocerlo, de figura esbelta, ojos azules y pelo rosa de color natural. Pero no es solo una cara bonita, ya que la enfermera Joy es una profesional cualificada con amplios conocimientos en la anatomía y fisiología de los Pokémon. También controla todos los medicamentos punteros y remedios tradicionales que puede necesitar en su día a día, desde pociones curativas hasta bayas.
Su imagen refleja inocencia y responsabilidad, capaz con su sola presencia de calmar al paciente y convencerle de que está en buenas manos. Su profesión es su vida. Semejante espíritu de entrega unido a su dulzura natural y una paciencia infinita, la hacen la enfermera perfecta que ya quisiéramos todos tener cuando caemos en cama.
El misterio de las enfermeras Joy
Cuando hablamos de la enfermera Joy, sería más correcto hablar en plural, puesto que no hay solo una única enfermera Joy.
A lo largo de toda la serie Pokémon (la cual alcanzó más de 1000 episodios oficiales, muchos especiales, más de 20 películas y no parecía terminar nunca), hemos conocido no una, sino docenas de enfermeras Joy por los pueblos y ciudades que Ash y compañía iban dejando atrás. Al principio resultaba chocante que en cualquier centro Pokémon te encontrases a la misma enfermera solícita de pelo rosa, ojos azules y mirada amable, pero llegó un momento en que nos acabamos acostumbrando.
Las enfermeras Joy forman una larga familia en la que todas ellas son idénticas, todas se llaman Joy y todas han entregado su vida al cuidado de los Pokémon. Las únicas diferencias palpables entre ellas son el color de la cruz que llevan impresa en la cofia y los distintos rediseños de peinado y vestuario que han experimentado al pasar los años, con la idea de renovar su apariencia para los espectadores.

Cuando se les pregunta acerca de su parecido, todas dicen ser hermanas o primas de las enfermeras Joy de las ciudades vecinas. Sus madres también fueron enfermeras antes que ellas, así como sus abuelas. Y el mayor deseo de sus hijas es hacerse mayores para seguir la carrera de sus madres y tías. La enfermera Joy, más que un único personaje, más bien parece ser una fuerza de la naturaleza capaz de reproducirse por bipartición como si fueran verdaderas bacterias.


Con semejante panorama no es extraño que hayan aparecido toda clase de teorías conspiranoicas o «creepypastas» entre los aficionados al mundo de los Pokémon para intentar darle explicación al misterio de las enfermeras Joy (clones fabricados en masa por el gobierno, extraterrestres replicantes o las alucinaciones de un niño comatoso). Todas esas posibles teorías sobre el origen de las enfermeras Joy están muy bien. Yo por mi parte, voy a ceñirme a lo que la biología especulativa nos ofrece para exponer mi propia hipótesis, y vosotros juzgaréis si os gusta o no.
Y eso no es todo. En el mundo Pokémon existe otra gran familia de chicas clónicas con las mismas características de la enfermara Joy, que son las agentes Mara (u oficiales Jenny, en Latinoamérica). Al igual que nuestras queridas sanitarias, también nos podemos encontrar una agente Mara en cada población velando por la seguridad y el orden público, pero como no son tan famosas no diré nada más sobre ellas.

De todas maneras, queda claro que todo lo que diga a partir de ahora sobre la herencia genética de las enfermeras Joy también se podría aplicar a las agentes Mara. Vamos al lio, que hay mucha tela que cortar.
Ginogénesis de carpines dorados y truchas arcoiris
Estos son los hechos. Nuestras sanitarias son todas iguales entre sí, todas heredaron sus caracteres de su madre y todas pertenecen a la misma familia, por lo que es evidente que comparten un ancestro común (la «Joy ancestral») que mostró por vez primera el aspecto típico de una enfermera Joy y a partir de la cual descendieron todas las demás.
También sabemos que las enfermeras Joy necesitan de una pareja para reproducirse y sus hijas resultan exactamente iguales a su madre y entre sí, sin que la genética del padre participe ni lo más mínimo en los caracteres de sus hijas.
Esto lo deducimos del único caso conocido de descendencia de una enfermera Joy. La que atiende el centro Pokémon del Valle Eólico, en la región de Sinnoh, esta casada y tiene dos niñas pequeñas que se apellidan como su madre, se peinan como su madre y son iguales a ella. De su padre, en cambio, no han heredado ni el blanco de los ojos.

¿Qué clase de herencia genética desquiciada puede hacer que en una misma familia todas las chicas resulten ser exactamente iguales? ¿Es esto posible en términos biológicos? Sí que lo es, y se me ocurre una buena hipótesis. La ginogénesis es un tipo de reproducción oogámica desigual en la cual el gameto masculino estimula la división del gameto femenino, pero sin llegar nunca a fundirse ni sus núcleos ni su material genético. Dicho en otras palabras, el óvulo empieza a dividirse solamente por el mero contacto con el espermatozoide, sin ser necesario que sus núcleos se fusionen como debería ser lo normal en una fecundación.
Si la mera función del esperma es estimular la división de los óvulos, sin que el padre participe realmente en la herencia genética, el resultado será que todos los descendientes que nazcan serán femeninos y clones exactos de su madre. En la ginogénesis, la madre es el único progenitor que aporta material genético a sus hijas, y todas serán hembras e iguales a su madre y entre sí.
En el reino animal existen algunos ejemplos bien conocidos de ginogénesis, como ocurre con los carpines dorados (Carassius auratus). Ciertas poblaciones de carpines salvajes en Europa continental están completamente formadas por hembras, que en la época de desove buscan machos de alguna especie cercana, como las carpas (Cyprinus carpio), para que fertilicen sus huevos. Aunque en realidad los espermatozoides nunca llegan a fusionarse con los óvulos. Es el simple contacto entre ambos gametos lo que estimula las divisiones iniciales del óvulo para dar lugar a un embrión. De esta manera, los alevines de carpín dorado que nazcan a partir de esa puesta serán hembras, todas clones de su madre.

En una población enteramente formada por hembras todos sus individuos podrán reproducirse y producir huevos, y no tienen que compartir los recursos con los machos. Todo parecen ventajas. Sin embargo, en un ambiente del mismo sexo la variabilidad genética es muy pobre y los peces acabarían siendo vulnerables a enfermedades, cambios bruscos de temperatura u otras condiciones ambientales. Por eso mismo, la ginogénesis puede resultar ventajosa para poblaciones que vivan en los ambientes relativamente estables de la Europa continental, pero si nos vamos a los cambiantes ríos mediterráneos vemos que las poblaciones de carpines son de ambos sexos.

En la acuicultura, los humanos hemos sabido aprovechar la ginogénesis a la hora de reproducir ciertas variedades de carpines dorados de hermosos colores y atrevidas formas, especialmente si se desea conservar los caracteres de la madre. También a las truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss), criadas en masa en las piscifactorías por su carne y para la pesca deportiva, se les puede inducir la ginogénesis para evitar que nazcan machos. Algo así como en Parque Jurásico.
Ginogénesis de las enfermeras Joy
Volviendo a las sanitarias Pokémon, podemos comprobar que cumplen el modelo de la ginogénesis a la perfección. Tenemos toda una población de hembras genéticamente iguales, y que para reproducirse necesitan de una pareja que estimule la división de sus óvulos. Es por eso por lo que no vemos enfermeras Joy que sean madres virginales, y la única enfermera Joy que conocimos con descendencia tenía dos hijas igualitas a su madre y al padre biológico no se le veía el parecido.
Es posible que la «Joy ancestral», la primera enfermera Joy, sufriera algún tipo de mutación que hacía que en la fecundación de sus óvulos el genoma paterno quedase anulado, o se iniciara la replicación celular sin necesidad de una verdadera fecundación. Tuvo hijas ginogenéticas que heredaron esta mutación, y así nació una dinastía de enfermeras clónicas.
El inconveniente: que las enfermeras Joy sólo pueden engendrar niñas, puesto que el cromosoma Y que podría dar lugar a un niño siempre lo aporta el padre y siempre se quedaría fuera del cigoto. La gran ventaja: que si alguna necesita un trasplante de órganos, de sangre o de médula ósea no le será difícil encontrar un donante perfecto, ya que todas son clones de sí mismas. Además que son familia, y en las familias no se niega nada.
Tan sólo nos quedaría explicar la curiosa habilidad de Brock para reconocer a las distintas enfermeras Joy, incluso lejos de sus localizaciones originales. Si la ginogénesis da lugar a clones perfectos e indistinguibles, las únicas diferencias apreciables entre las distintas enfermeras serían debidas a mutaciones aleatorias o rasgos adquiridos tras la concepción, como cicatrices, lunares u otras imperfecciones de la piel.

Recordad que los gemelos y clones son idénticos en el momento del nacimiento, pero una vez andan sueltos por el mundo su apariencia física queda sujeta al azar y las condiciones del entorno. Cuanto más pase el tiempo, mayores y más numerosas serán las diferencias que puedan aparecer.