👩🚀🚀🌟 La Curiosidad de una Ginoide Espacial – Relato
En el vasto abismo del espacio exterior, una nave interestelar ha entrado en órbita alrededor de un planeta verde y azul, muy parecido a la Tierra. Desde su interior, sale al vacío una joven de blancos cabellos y ojos que brillan como turquesas en la oscuridad cósmica. Su rostro, de apariencia angelical, parece iluminado por una luz interna mientras contempla asombrada el nuevo mundo que se presenta ante ella. Esta joven no es humana, sino que es una sonda espacial con inteligencia artificial autoconsciente y cuerpo antropomórfico.

Es una ginoide de clase «Columbia» y está en su primera misión. Su delgado cuerpo robótico representa la cúspide de siglos de exploración espacial y descubrimiento científico, la evolución lógica y final de los mensajes embotellados que otrora llevaran las antiguas sondas espaciales, como las Pioneer o las Voyager. En lugar de placas de oro grabadas o discos musicales, la humanidad decidió enviar al cosmos versiones robóticas de sí misma, sondas con forma y comportamiento humanos con el propósito de explorar los confines del universo en busca de respuestas… y más preguntas que responder.
Su cuerpo es una obra maestra de la ingeniería humana, una robot femenina preparada para la exploración espacial y dotada con la apariencia de las más hermosas hembras del Homo sapiens. Su blindaje la protege de cualquier medio hostil que pueda encontrar en su camino, mientras sus baterías casi infinitas y su poderoso cerebro positrónico la dotan de una inteligencia artificial autoconsciente, capaz de comprender y procesar la vastedad del cosmos con la misma facilidad con la que un poeta plasma sus pensamientos en papel.
Aun desde las capas altas de la atmósfera, nuestra ginoide se detiene para analizar el espectáculo planetario que se extiende bajo ella. Glaciares continentales, anchos océanos y exuberantes bosques se despliegan ante sus sensores, cada detalle capturado en su memoria digital para la posteridad. Millones de cálculos en su cerebro positrónico no bastan para imaginar las posibilidades de un mundo virgen y tan lleno de vida. Su giroscopio se agita con una emoción que solo puede entenderse en el lenguaje de una inteligencia artificial.
Esta será su primera misión. Puede ser sólo una sonda espacial, pero más allá de su belleza exterior y su poderosa mente artificial, lo que le impulsa a aventurarse en lo desconocido es la ilusión y la curiosidad por aprender. Esa es la misma chispa que ha impulsado a la humanidad a explorar los confines de su propio planeta y más allá. Este mundo azul y desconocido es su oportunidad de dejar una huella indeleble en el universo y contribuir al vasto mosaico del conocimiento humano.
A medida que nuestra ginoide explora la superficie del planeta, sus sensores registran cada nueva experiencia con fascinación. Cada nueva textura, cada nuevo sonido, cada nuevo aroma es una revelación para ella. Detecta muchos compuestos químicos interesantes: agua, óxido de hierro, cloruro sódico, glucosa, lignina, aminoácidos… Más y más datos se acumulan en su banco de memoria. Criaturas extrañas y formas de vida alienígena reciben con cautela a esta curiosa visitante. Ella sabe que el peligro puede acechar en las sombras, listo para desafiar su coraje y probar la resistencia de su blindaje. Sin embargo, no se deja intimidar. Cada obstáculo que encuentra en su camino sirve para fortalecer su determinación.
Tras su aventura, la ginoide angelical regresa a la nave nodriza transformada por su experiencia. Necesita un descanso, es decir, necesita desfragmentar su banco de memoria y recargar sus baterías a la luz de la estrella que ilumina al planeta. Ha visto maravillas que ninguna ginoide ha visto antes. Y mientras contempla el nuevo mundo desde la seguridad de su nave nodriza, sabe que su misión está lejos de haber concluido.